Desde
nuestra responsabilidad tenemos que ser conscientes de que nos encontramos en
momentos complicados para el conjunto de la izquierda y de que para afrontarlos
tenemos que partir de una lectura adecuada de los resultados de las últimas
elecciones autonómicas y municipales en el contexto de la realidad social y
política que vivimos, en este sentido, una primera valoración de los resultados
nos indica que, de forma general, las candidaturas de unidad social y política
han estado en condiciones de disputar la hegemonía electoral al bipartidismo,
en la medida que han referenciado los deseos de cambio de una gran parte de la
mayoría social trabajadora afectada por la crisis.
Es histórico
que un número significativo de capitales y ciudades importantes vayan a estar
gobernadas por espacios alternativos unitarios, empezando por Madrid y
Barcelona e incluyendo Zaragoza, La Coruña, Santiago de Compostela o Zamora.
Por el contrario donde la constitución de estos espacios ha fracasado el
bipartidismo mantiene su hegemonía.
Por lo tanto
se constata en primer lugar que es posible derrotar electoralmente al
bipartidismo en las próximas elecciones generales, en la medida que se consiga
generar un espacio de unidad que referencie en el imaginario de quienes sufren
la crisis, la posibilidad de una ruptura con la situación actual, que les
permita recuperar derechos y libertades y permita una salida social y
democrática de la crisis.
Por ello el
Partido Comunista lanza el reto a todas las fuerzas políticas, sociales,
sindicales y ciudadanas a configurar ese espacio, este es el mensaje central de
esta parte del Informe, y este debe ser el mensaje que salga de este Comité
Ejecutivo si estamos de acuerdo con el análisis que se plantea.
Por nuestra
parte, nos comprometemos a contribuir a ello, desde nuestras propias
elaboraciones y en el marco de una Izquierda Unida, que ahora más que nunca
tiene la responsabilidad de ser un agente activo en el desarrollo de un proceso
constituyente para todo el Estado.
Nuestra
apuesta es firme por la ruptura democrática y por la transformación total que
requiere nuestro sistema, una vez que la actual Constitución de 1978 está
completamente superada, e incluso se convierte en un problema como se ha
demostrado con la sentencia del T. Constitucional en relación con el Decreto
Andaluz sobre el fin social de la vivienda.
Por lo tanto
es el momento de construir Unidad Popular en su concepto más amplio, el que
junto a la pata electoral, fortalezca otra pata, sustentada en la lucha social
unitaria, la que se confronta de forma unitaria contra los desahucios, la que
mueve a las mareas, la que se moviliza contra el TTIP, la que defiende sus
derechos en las huelgas y conflictos laborales. Una Unidad Popular trasversal a
todas las fuerzas políticas, sociales o sindicales.
Es
importante ser conscientes de que los gobiernos alternativos que pueden darse
en ciudades como Barcelona o Madrid, si no consolidan una importante apoyo
popular tendrán muy difícil dar respuesta a las ilusiones que han generado, lo
que podría provocar una frustración que abra la puerta a la derecha más extrema
o al propio fascismo.
Nuestras
referencias para este debate, debatidas y aprobadas por amplia mayoría, se
centran en una salida social, anticapitalista, democrática y antipatriarcal de
la crisis, y el instrumento una política de alianzas (políticas y sociales),
que se plasmen en espacios unitarios que permitan avanzar en la configuración
de un Bloque Social y Político de carácter alternativo que desarrolle la salida
social a la crisis desde una propuesta constituyente y desde los perfiles
propios de un fuerza rupturista, es decir construir Unidad Popular en su sentido
mas amplio.
Nos
encontramos en un momento en el que los grupos políticos y sociales, al
servicio del capital financiero tratan de llevar a cabo un proceso (de)
constituyente que consolide un nuevo modelo de relaciones sociales,
institucionales y laborales, es decir, una nueva forma de vivir para que como
decíamos, toda la riqueza del país siga al servicio del mantenimiento y aumento
de la tasa de ganancia del capital transnacional, comenzando por garantizar
constitucionalmente el pago de la deuda, como condición imprescindible para
sostener el actual momento del sistema económico capitalista.
En este
nuevo modelo:
- Los derechos a la vivienda, al trabajo, a la sanidad universal y gratuita y a la educación desaparecen como tales y los últimos se administran en base a su rentabilidad económica olvidando cualquier fin social.
- Los servicios públicos se mercantilizan, son transformados en oportunidades de negocios con el objetivo de liberalizar todo lo posible.
- Se desregulan las relaciones laborales para asegurar el máximo beneficio del capital, poniendo la economía al servicio de la rentabilidad especulativa (competitividad).
- Se debilitan y se tratan de desarticulan los partidos y los sindicatos, como instrumentos básicos del sistema social e institucional.
- Se provoca un retroceso en los derechos de las mujeres no sólo en cuestiones derivadas de la crisis económica, sino desde el punto de vista ideológico, recuperando los valores más reaccionarios del sistema patriarcal de reproducción de la ideología.
- Se expulsa del país a la juventud mejor formada y por tanto más reivindicativa.
- Se produce una recentralización del Estado de las Autonomías.
- Se acentúa la explotación de los recursos naturales y se intensifica la mercantilización de la vida.
Es decir,
las fuerzas del sistema tienen un proyecto de futuro, tienen su propuesta de
nuevo modelo de País, que desarrollan aprovechando la crisis, para
institucionalizar un cambio constitucional que consolide los cambios
realizados, se trata de culminar una nueva transición que recomponga el
régimen, eso sí, sin cuestionar las bases del sistema.
Por ello,
frente a esta realidad, en este momento, es prioritario construir una
alternativa programática, social y electoral, lo más amplia y unitaria posible.
Una alternativa que confronte y derrote social y políticamente el intento de
recomposición del sistema. Una alternativa democrática, federal, social,
feminista, ecologista, con amplia base popular que gane la batalla
político-ideológica al plan antidemocrático, centralista, reaccionario y
patriarcal, del nuevo régimen, esto significa en este momento, construir Unidad
Popular.
Frente a
unas fuerzas del sistema que pretenden realizar una reforma parcial de la
Constitución para consolidar las reformas anti-sociales, autoritarias y
patriarcales de los últimos Gobiernos e institucionalizar un nuevo sistema
social, político e institucional, con reforma electoral incluida, debemos
plantear que tanto el PCE, como IU se impliquen de forma clara abierta y
solemne en ayudar a configurar una propuesta de Convergencia Social, Política y
Electoral, que construya Unidad Popular.
Una
propuesta que, respetando espacios sociales, políticos, ciudadanos y de
activismo social, trabaje por un acuerdo básico que permita configurar una
Alternativa de Ruptura Constituyente para la construcción de un nuevo Modelo de
Sociedad (País), una Convergencia que se organice de una forma participativa,
plural y abierta y que busque una concreción electoral que confronte en las
próximas elecciones generales, de forma unitaria, frente a los partidos del
sistema, con posibilidades reales de ganar, el objetivo es claro, romper los
candados del actual marco constitucional y forzar un proceso social e
institucional que devuelva a la ciudadanía los derechos laborales y sociales
robados durante estos años, un marco institucional que dé garantía de poder
ejercer el derecho a decidir en todos los sentidos de la vida a las personas y
los pueblos del Estado y que sitúe la gestión de la economía y de los recursos
naturales en función del ser humano.
En función
de estos objetivos debemos proponer que desde Izquierda Unida se trabaje para
la construcción de unidad popular en el sentido antes señalado, ya que sólo la
unidad de las fuerzas que están por una salida social de la crisis en el marco
de un proceso constituyente de ruptura democrática, en espacios, sociales y
políticos, de amplia base popular podrá derrotar a las políticas de derechas
que ha puesto en marcha en nuestro país la élite económica y política.
Nos estamos
jugando el nuevo orden económico, social e institucional en el que vivirán las
próximas generaciones y no podemos permitir que el neoliberalismo se apuntale y
se consolide por décadas en nuestro país, menos aún si está en mano de las
izquierdas impedirlo.
Para ello,
es fundamental situar como objetivo fundamental de IU la movilización social y
política como instrumento para conquistar un futuro de justicia social y
libertad en el marco de un nuevo modelo de país. Hay que demostrar que, para
recuperar la sanidad, educación, vivienda, para conseguir que en un país
desarrollado a nadie le falte lo más básico para vivir, es imprescindible
romper con el actual estado de cosas transformar el país y recuperar la riqueza
y la dignidad que nos roba el bipartidismo monárquico.
En este
marco político tenemos la responsabilidad de que la candidatura de Alberto
Garzón a la presidencia del gobierno de España, y el discurso político que se
construye en torno a la defensa de un Nuevo Proyecto de País creen un polo de
ilusión dentro y fuera de nuestra organización y sirvan para contribuir a la
construcción de una Alternativa Ganadora en el horizonte de las elecciones
generales del 2015, alternativa que sea la cristalización del nuevo proyecto de
país y que dé continuidad a los procesos de convergencia que se han dado en las
elecciones municipales de este 24 de mayo.
Por lo
tanto, en funcion del debate dos conclusiones:
- Una primera conclusión debe ser dar prioridad absoluta a la activación de la lucha social, conseguir que la política antisocial y autoritaria del Gobierno tenga una respuesta en la calle, que el sistema no consiga imponer una paz social, para ello tenemos que volcar a nuestra militancia en la lucha social, dando fuerza a todas las movilizaciones sociales y sindicales convocadas para este año. En cada ámbito de nuestra organización se debe discutir cómo acometer con éxito las movilizaciones previstas para otoño en el marco de la convocatoria de las Marchas. No podemos esperar a que tal o cual sindicato o colectivo nos convoque, debemos tomar la iniciativa y en cada localidad, centro de estudios o trabajo convocar reuniones para discutir cómo hacemos de esta movilización de otoño una acción de lucha social contra el actual estado de cosas que condena a la mayoría a sufrir las consecuencias de la crisis.
- La segunda conclusión que debemos extraer es que, debemos situarnos a la ofensiva en la política de Convergencia, que debe tomar el sentido de construcción de Unidad Popular, para ello es fundamental que el PCE sea percibido como un instrumento útil para conseguir una transformación social de la realidad desde la izquierda, y hacerlo….. desde el fortalecimiento de la organización, desde nuestro discurso político, desde lo colectivo, en función de esa política de convergencia que acumule fuerzas. No nos vale en estos momentos el repliegue en una enquistada posición defensiva de la organización ante los ataques del exterior y del interior, sino al contrario debemos asumir la dificultad de la situación, la falta de certezas y pasar a la ofensiva.
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