Ginés Fernández Gonzalez
Publicado en
el Nº 291 de la edición impresa de Mundo Obrero diciembre 2015
Nadie, a estas alturas, puede dudar de la importancia de esta campaña electoral, ni de que el sistema bipartidista monárquico tal y como lo conocemos ha sido superado. Tampoco de la necesidad de construir una alternativa a favor de la mayoría social y de las clases populares, que son las que están sufriendo las consecuencias de las políticas que al dictado de la troika han aplicado los distintos gobiernos desde que se iniciara esta estafa llamada crisis, como ya hemos teorizado en Mundo Obrero.
Nadie, a estas alturas, puede dudar de la importancia de esta campaña electoral, ni de que el sistema bipartidista monárquico tal y como lo conocemos ha sido superado. Tampoco de la necesidad de construir una alternativa a favor de la mayoría social y de las clases populares, que son las que están sufriendo las consecuencias de las políticas que al dictado de la troika han aplicado los distintos gobiernos desde que se iniciara esta estafa llamada crisis, como ya hemos teorizado en Mundo Obrero.
Como hemos mencionado anteriormente, el régimen bipartidista monárquico que hemos conocido hasta hoy ha sido superado, mutando a un doble bipartidismo monárquico generacional, o lo que es lo mismo una nueva forma del sistema dentro del régimen monárquico del 78. Los partidos que han aceptado esta nueva versión de la restauración española de finales del siglo XIX se mueven dentro de los parámetros de lo establecido con un nuevo lenguaje que no cuestiona los principios de un régimen que queremos cambiar, que queremos transformar y con el que queremos romper.
Un sistema en que los denominados partidos “emergentes” tienen como característica fundamental, por un lado, vendernos la vieja propuesta neoliberal vestida de modernidad, como es el caso de Ciudadanos y, por otro, quienes reclamándose de los orígenes del 15M, comienzan a sentirse cómodos en el nuevo sistema, abandonando el discurso y las propuestas iniciales, sus proclamados orígenes y acomodándose a través de la política espectáculo encandilados por las luces de los focos, como es el caso de Podemos.
Así las cosas, Unidad Popular-Izquierda Unida es, en esta campaña, la única formación que tiene una propuesta transformadora y rupturista. Alberto Garzón y el resto de candidatas y candidatos poseen un discurso claro y nítido de izquierdas, alternativo al espectáculo a la norteamericana de la política que estamos viviendo en esta campaña.
UP-IU es la propuesta unitaria y confluyente de la mayoría social y de las clases populares que se presenta a estas elecciones para un cambio “de verdad”, y en la que están los que han querido trabajar por un nuevo país para la gente y con la gente. Un proyecto en el que están los que mantienen la coherencia de haber aprendido del 15M, de la Mareas, de las Marchas de la Dignidad, de los sectores y empresas en crisis, de las plataformas antidesahucios, de los colectivos que luchan por los derechos y las libertades que han recortado tanto el PSOE como el PP, de los que hemos aprendido que lo que hay no nos vale y que tenemos que construir algo nuevo.
Aquí estamos quienes seguimos levantado la bandera del NO a la OTAN, NO a la GUERRA, en defensa de lo público y de la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía, por la libre elección de las mujeres sobre su cuerpo, por la III Republica, en definitiva por las cuestiones que le sientan mal al régimen monárquico y a los poderes económicos.
Un proyecto coherente con las reivindicaciones de los movimientos sociales y con la historia de la mejor tradición de lucha obrera y de la izquierda que no reniega de la historia de los y las que lucharon por la libertad en los tiempos oscuros del franquismo y en los tiempos difíciles de nuestra historia reciente. De Pasionaria y Pepe Díaz aprendimos la fuerza de la unidad y la importancia de la organización. De Marcelino Camacho su tesón, “ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar” y su fortaleza en la defensa de la libertad y los intereses de la clase trabajadora. De Julio Anguita la honestidad y coherencia en expresar “la verdad” que dice Alberto Garzón y la visión de organizar a la mayoría social para transformar. Y el ejemplo de tantas y tantos dirigentes comunistas, así como de militantes anónimos que se dejaron la vida en defensa de un proyecto emancipador de la humanidad.
Nosotras y nosotros comunistas, hemos puesto en marcha un proceso de largo alcance y de largo recorrido por la Ruptura Democrática, sabemos que un trabajo de este calado no es posible culminarlo el 20D, en la medida que es una tarea ardua y amplia en la que la mayoría social y la clase trabajadora deben tener un papel preponderante, pero sí se pueden poner las bases sólidas para el mismo y somos conscientes de su importancia.
Tenemos un trabajo hasta ese día y es movilizarnos para trasladar al máximo de gente la propuestas de Unidad Popular-Izquierda Unida, nuestra candidatura, la única con un programa rupturista, un proceso constituyente para una nueva Constitución con la III República como horizonte. El sistema lo sabe y trata de invisibilizarnos en los medios controlados por los poderes económicos. Se cambian las reglas a mitad del partido y la actual tercera fuerza política en votos no es llamada a participar en los debates con el argumento de proyección en las encuestas, ¡ah! Pero Alberto es el segundo líder más valorado y ha pedido un debate con el primer valorado, y ni eso. Es la democracia a régimen.
Debemos convertirnos en activistas por el voto a UP-IU. Todavía hay un 40% de electores que no tienen decidido su voto, por lo que las encuestas adolecen de cierta credibilidad en los resultados que arrojan. Rompamos las encuestas con nuestro trabajo en los sectores afectados por la crisis fraude, con los republicanos, en todos los colectivos sociales, con las mujeres y los jóvenes, en nuestro trabajo, etc. Debemos convertirnos en portavoces de una propuesta que sin maquillaje quiere cambiar el modelo de sociedad, político y económico para construir un Nuevo País. Tenemos la mejor propuesta y el mejor candidato Alberto Garzón, que con su coherencia y su ejemplo de trabajo, está llamado a ser el líder de la oposición a este nuevo régimen bipartidista.
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el Nº 291 de la edición impresa de Mundo Obrero diciembre 2015
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