Camaradas, en
estos primeros días del año, muchos son los retos que tenemos por delante, son
tiempos difíciles que debemos de afrontar desde la certeza de que en los
próximos meses nos jugamos mucho, y que deberemos asumir la responsabilidad de
poner lo mejor de cada uno/a de nosotros/as al servicio de un proyecto
colectivo, y hacerlo desde la máxima confianza en nuestra capacidad para
resolver las situaciones conflictivas desde la confianza y la camaradería.
Noticias como
la aparecida en el diario El País (1/1/2016) y otras, son verdaderas provocaciones,
siguiendo la tónica de los últimos años, que tienen el único objetivo de
dividirnos, enfrentarnos y debilitarnos porque tampoco han podido acabar con
nosotros en las pasadas elecciones y saben que mientras se mantenga en pie un
referente anticapitalista y coherente como ha demostrado ser en estas
elecciones Izquierda Unida-Unidad Popular, seguirá habiendo posibilidades de
que las cosas cambien de una vez en favor de la mayoría social trabajadora que
está pagando la crisis.
Por eso, de
nuevo, se intenta debilitar y dañar la imagen de un Alberto Garzón que ha
conseguido despertar ilusión y confianza en cientos de miles de personas. Y se
hace de la peor manera, difamando y enfrentándolo con su propia gente. Es una
trampa muy burda para que caigamos en ella. Sólo debemos recordar la ofensiva
de algunos medios de comunicación de los últimos meses para comprobarlo.
El leitmotiv de
esta campaña difamatoria consiste en situar dos bandos en la organización: los
que la pretenden mantener a toda costa y aquéllos/as que buscarían la
disolución de IU en Podemos encabezados por Alberto Garzón y donde también
sitúan al Partido, y de forma muy directa a mí mismo. Da igual lo que se diga
en los órganos, da igual que el tiempo no les haya dado la razón en las pasadas
elecciones generales que la mentira sigue repitiéndose, con la clara intención
provocar un falso debate que tape el debate necesario, el debate urgente e
imprescindible, que no es el de SI o NO a Izquierda Unida, sino el CÓMO
situamos al PCE y a IU en una confluencia que permita construir la máxima
unidad popular para hacer posibles las políticas de ruptura democrática y social
que la mayoría social trabajadora demandan.
Frente a esta
campaña, frente a este debate estéril, interiorizado e idealista de lo que
tenemos que hablar es de repensar la izquierda, de cómo reforzar la
organización y actualizar su funcionamiento para que sea ágil, participativa,
permeable, de cómo implicar en la acción política, al millón de personas que
han confiado en las candidaturas de Izquierda Unida-Unidad Popular.
Hablamos de
mantener el perfil propio de una izquierda anticapitalista, republicana,
ecologista y antipatriarcal, que confronta con la OTAN y reclama la ruptura de
la Europa del Euro, porque en la UE del Euro y la OTAN es imposible una salida
democrática y social de la crisis en beneficio de la mayoría, no de disolver IU
en el vacío ni de diluirnos en ninguna otra organización.
Hablamos de
mantener nuestro rechazo a cualquier acuerdo que suponga legitimar por activa o
por pasiva una reforma pactada de la constitución que mantenga los pilares del
llamado régimen del 78, la monarquía, el neoliberalismo que consagra el art.
135 de la constitución o una ley electoral tramposa, no de acomodar el discurso
buscando la centralidad. Por eso defendemos la necesidad de abrir un proceso,
que de forma participativa, construya un nuevo marco institucional que también
permita tanto el derecho de autodeterminación de los pueblos como decidir entre
república y monarquía.
Seguimos
pensando que el camino es la confluencia de las fuerzas que creen en una salida
social a la crisis, no en entregar nuestra historia y nuestro futuro en manos
de nadie, sino plantear directamente lo que venimos diciendo desde hace más de
un año, que la suma de las candidaturas de Podemos, IU-UP, las Mareas, En
Común, Compromis y otras fuerzas podrían haber ganado las pasadas elecciones
generales y sobre todo podrían ganar las próximas si estás se repiten, Esta es
la clave, esta es la razón por la que algunos se ponen, más que nerviosos,
histéricos, porque se ha demostrado que se pueden ganar las elecciones con la
unidad, construida desde el respeto a cada formación política, desde un
programa de mínimos que asegure la ruptura democrática y el proceso
constituyente.
Todo esto lo
saben, quizás mejor que nosotros, los poderes dominantes, el IBEX 35, la Troika
y quienes tratan de mantener unas políticas de austeridad y recortes que tanto
dolor y sufrimiento han provocado en millones de personas, por eso quieren
desviarnos de nuestro necesario debate y meternos en un debate falso e inútil,
pero precisamente por ello la respuesta debe ser, ahora más que nunca, trazar
nuestro propio camino, anteponiendo el interés del colectivo y defendiendo a
quien ha sido un magnífico candidato con el que nos hemos sentido plenamente
referenciados.
La batalla
fundamental hoy sigue siendo en favor de una salida social anticapitalista y
democrática de la crisis, y para ganarla debemos empezar por un debate
valiente, que afronte el reto de repensar cómo debe ser una organización que
implique en la política activa a sindicalistas, feministas, activistas sociales,
jóvenes, pacifistas, y hacerlo en torno a un programa y una acción común, esto
no es ni más ni menos que recuperar los objetivos originales de la Izquierda
Unida que planteó una nueva forma de hacer política. Por eso en estos momentos
tenemos que aislar y combatir a quienes nos quieran dividir, tenemos que evitar
perder el tiempo en batallas internas que sólo favorecen al sistema.
Una Izquierda
que priorice la acción al debate estéril, que entienda que sólo la
concienciación, la movilización y la lucha puede cambiar las cosas, una
izquierda que se refuerza abriendo nuevas formas de participación y de
organización, una izquierda en definitiva que sea capaz de asumir el reto de
construir la máxima Unidad Popular como expresión de un Bloque Social y Político
de carácter alternativo que en la calle y en las instituciones dispute la
hegemonía política, social, cultural y económica al liberalismo más
reaccionario, patriarcal y explotador que ha conocido la historia.
Estoy
convencido que lo mejor del PCE, lo mejor de IU, lo mejor de otras formaciones
de izquierdas y colectivos sociales se pondrá al servicio de este ilusionarte
reto de repensar la izquierda para reforzarla y construir la máxima unidad
popular en favor de los intereses de la mayoría social trabajadora para acabar
con las políticas autoritarias, patriarcales, basadas en los recortes y la
austeridad. Que nadie dude que el PCE y su Secretario General se van a dejar la
piel en ello.
José L.
Centella Gómez
Secretario
General
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