Por Pedro Antonio Honrubia Hurtado
El amigo Risto Mejide hace mucho que se quitó la
careta pero con su entrevista de anoche a Paco Arcadio ha quedado
definitivamente retratado. Se ha mostrado como la persona indecente e inmoral
que es, por mucho que vista esa pose de moralismo de pastel y de superioridad
moral recubierta de ropa cara y gafas de diseño. Enfrente suya tenía a un
chaval de poco más de 20 años, bien formado ideológicamente y con la cabeza muy
bien amueblada, inteligente, dándole un ejemplo de compromiso, lucha, empatía
por el sufrimiento ajeno, valentía y solidaridad internacionalista, narrándole
cómo fue capaz de poner su propia vida en juego para defender a una pobre gente
a la que están masacrando unos auténticos degenerados terroristas con la
complicidad de las potencias occidentales y al “señor” lo único que se le
ocurre decirle, dejando realmente estupefacto a cualquier persona que lo
estuviera escuchando y sintiese un mínimo de aprecio por el valor de la vida de
las personas a las que Paco ayudó con su lucha a no ser masacradas, es que es
un “terrorista”.
Es más, al parecer al ISIS, esos mismos que la propia
prensa española presenta como auténticos demonios y de cuyas acciones nos
advierten cada día como el peor de los males existentes hoy sobre la tierra,
hay poco menos que combatirlo con florecitas si eres kurdo y no tienes un
ejército regular reconocido por la “legalidad internacional”… o tal vez sería
mejor dejar que esclavicen a sus mujeres, les corten las cabezas a sus hombres,
vendan a los niños y niñas como carne en el mercado, y arrasen con todo lo que
pillen en aquel sufrido territorio. Porque mientras no lo permita la ley no se
les puede combatir con las armas en la mano, y mucho menos sin antes haber
llamado a un “abogado” para intentar resolver, legalmente, el “pequeño”
problema que viven en esas tierras con esa “gente”. Cualquier cosa que pase por
la “ley”, pero eso de irse allí, a “jugar a los soldaditos” en su defensa, no
se puede tolerar y además es propio, ya decimos, del terrorismo internacional.
Hay que ser muy, muy, muy mala persona, y tener muy poca dignidad y sentido de
la vergüenza, para decirle a alguien que te está contando todo lo que estaba
contando Paco, que se fue allí a “jugar a los soldaditos”. El desprecio por la
vida que se esconde tras semejantes palabras sí que debería ser de verdad
considerado un delito. Sinvergüenza.